domingo, 12 de marzo de 2017

SOLO LOS AMANTES SOBREVIVEN (2013)



Si usted querido lector, es uno de esos espectadores que gozan con el cine de vampiros clásico y el horror gótico, ésta película quizá no sea de su agrado. Si lo que esperan ver es una orgía de sangre y seres demoniacos decapitados o atravesados por una estaca, más vale buscar otro título. Y si de plano, lo suyo son los cazadores de vampiros estilo Blade o los Draculines cursilerones de Crepúsculo, ni hablar, tampoco considere la recomendación.


Sólo los amantes sobreviven escrita y dirigida por el cineasta neoyorquino Jim Jarmusch, se distingue por ser una obra que evita todos los convencionalismos y lugares comunes del cine vampírico. 

Aquella frase publicitaria de la película Los muchachos perdidos que hacía hincapié en las ventajas sobre la inmortalidad y en lo divertido que esto significaba, es puesta directamente en tela de juicio por Adam (Tom Hiddleston), el personaje masculino principal. Seamos honestos, la idea de no morir suena idílica, sino fuera por el inconveniente de que nuestro mundo cada día luce como el peor escenario para vivir, incluso siendo un vampiro. Adam se ve obligado a acudir al banco de sangre para comprar de manera ilegal su alimento y, evitar el riesgo de contagiarse con la sangre contaminada de una víctima que consuma drogas, alcohol o que tenga alguna enfermedad como el VIH. 


Hundido en una depresión que lo ha llevado a considerar suicidarse -con una bala de madera- Adam  lamenta la condición actual de la especie humana a la que se refiere como "zombie". Se ha perdido el interés por la ciencia y el arte. No existen personas con quien entablar una conversación inteligente como en antaño lo hiciera con Lord Byron, Mary Shelley, Nikola Tesla o Albert Einstein. Estamos ante el que quizá, sea el vampiro más intelectualoide del cine, uno cuyas pretenciones van más allá de andar mordiendo gente, por ejemplo, inmortalizar su obra musical cediéndola a otro (Schubert).


En contraparte está Eve (espectral Tilda Swinton) pareja sentimental de Adam; amante de los libros, el baile y las partidas de ajedrez, busca devolverle razones para vivir al colmilludo hipster empeñado en clavarse en cuanto trauma existencialista pasa por su mente. Pero cuando las aguas comienzan a calmarse, aparece en escena Ava (Mia Wasikowska), hermana menor de Eve y de ahora en adelante pesadilla de Adam, porque la vampirita resulta ser el pariente incomodo, una chava desmadrosa que deja en claro que también entre los seres de la noche se cuecen habas. 


Solo los amantes sobreviven cuenta con una excelente dirección artística, es un deleite visual para los admiradores de las imagenes poéticas. Favor de poner especial atención a la música de Sqürl, grupo del propio Jarmusch. Mención aparte merecen las actuaciones de Tilda Swinton y Tom Hiddleston. Confieso que tuve dudas acerca de la química que pudieran tener considerando que ella le lleva como veinte años, pero a fin de cuentas, ese detalle pasa desaparcibido. Completan el reparto los fallecidos actores John Hurt y Anton Yelchin. 


La película contiene escenas sangrientas y algo de humor negro, pero recalco, no es un relato de horror como tal. No esperen algún sobresalto. Jarmusch sabe que la figura del vampiro y su eterna presencia a través de los siglos, lo convierten en el perfecto testigo del auge artístico, científico y cultural alcanzado por la raza humana y por ende, en justo juez del posterior declive y paulitana descomposición de la misma.

Sobran las lecturas pero algo me queda claro, cuando estás obligado a cohabitar en un mundo poblado en su mayoría por zombis indiferentes a su propia ignorancia, el don de la inmortalidad es una verdadera maldición.

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